Adios, amor, me voy de ti
Actualizado: 15 jul 2021
Si hay algo a lo que uno le puede decir “Juepucha esto duele horrible” en la vida, es a las despedidas. De un amor, de una amistad, de un familiar. Duele despedirse y mucho más cuando no estamos preparados o cuando no queremos hacerlo. Creo que la vida se trata de ciclos, todo, absolutamente todo, tiene un principio y un final, todo lo bueno y lo malo también, pero nunca nos enseñan eso, nunca nos enseñan que cuando algo se acaba, el paso que sigue es aprender a soltar, a decir gracias, a desprenderse y a cerrar. Nos aferramos tanto muchas veces a personas y momentos que ya terminaron su ciclo que, aunque fueron hermosos, lo único que nos dejan es una sensación de vacío que cada vez se agranda más.
Me ha tocado ser despedida y me ha tocado despedir. En ninguna estaba preparada y en las dos situaciones he sido tan terca aferrándome a la persona que termino diciendo “chao” o muy tarde, cuando las cosas habían acabado hace mucho o cuándo ni siquiera habían terminado de empezar y me dejaron como armando… jeje. Sin embargo siempre he tenido una “filosofía de vida”, que no solo me ha ayudado a sobrellevar las despedidas si no también a afrontarlas un tris más fuerte. Si algo hemos aprendido Dani y yo de decir “Adios, Amorr…” es DARLA TODA SIEMPRE, HASTA EL FINAL.
No importa el ego y el orgullo, porque nadie vive ni de ego ni de orgullo, no importa la opinión de tus amigos, porque cada quien tiene y vive percepciones diferentes de la vida, no importa si sientes que no vas a cambiar el curso de las cosas, porque aunque muy probablemente no cambien, al menos te sentirás tranquilo con lo que hiciste. Haz las cosas, di lo que sientes, actúa, POR TI. Aunque suene muy egoísta es la única forma de no esperar nada a cambio. Y luego de darla toda, nunca sentirás que “perdiste”, porque el que ama, el que da sin esperar, el que actúa desde lo que siente y no reprime sus emociones siempre esta ganando, aunque “pierda”.
Cuando se estén despidiendo de alguien no se queden con nada guardado, no se queden sin decirle lo que sienten, hablen, abracen, busquen si su corazón lo siente, pero lo más sano de despedirse es no dejar nada inconcluso, es no quedar con el “que hubiera pasado si”, es mejor arrepentirse por arriesgarse que por haberse quedado con las ganas. Y les juro que así dejan ir más fácil, se despiden con más amor y con más gratitud (aunque también sirve imaginárselos en el baño haciendo fuerza jajajajaj).
Ese es el truco, el truco esta en actuar desde el amor, pero desde el amor hacia nosotros mismos. Doy porque amo al otro, pero también porque me amo a mi, hablo para que sepas que te quiero pero también para desahogarme y sentirme más tranquila, me despido con amor porque lo mereces, pero también porque me lo merezco yo para poder cerrar tu ciclo en mi vida.
Despedirse duele, lo sabemos, lo hemos vivido… pero como es algo inevitable y hace parte de los ciclos de la vida, despidámonos con agradecimiento, con amor, con el entendimiento de que cada persona tiene una misión en nuestras vidas: mostrarnos algo por sanar, darnos amor, enseñarnos que permitir y que no, y cada persona tiene destinado un tiempo determinado, pueden ser años o un par de meses, al fin y al cabo lo importante es que aunque se fueron siempre dejaron algo de ellos en nuestro corazón.
Comments